En tres años, el famoso Bolero de Maurice Ravel cumplirá un siglo. Su popularidad consagró al compositor, con una partitura que es un espiral ascendente hasta llegar a un clímax de música y danza, que incluso llegó al cine en 1981 en “Los unos y los otros”, de Claude Lelouch.

Esta noche, desde las 21.30 y en el teatro Alberdi (Crisóstomo Álvarez y Jujuy), la obra será uno de los platos fuerte de la “Gala Ravel”, con la presencia de la Orquesta Sinfónica de la UNT dirigida por Roberto Buffo y la intervención del Ballet Contemporáneo Tucumán, con coreografía y conducción de Patricia Sabbag. El concierto incluirá además “Travesuras de redoblante”, a partir de un texto de Roberto Espinosa. Como solista intervendrá la pianista boliviana Marianela Aparicio Yuja.

“Este año se conmemoran los 150 años del nacimiento de Rabel y esta propuesta es un homenaje para honrar su patrimonio musical. El Bolero tiene un ritmo hipnótico repetitivo que se va construyendo una tensión muy atrapante, idea que me atrapó. La sumatoria de instrumentos hasta que la orquesta llega a su esplendor máximo y toma una fuerza extraordinaria, es interesante, porque está trabajada desde una energía y fuerza que tiene que ver con la danza, el espacio y la atracción entre los cuerpos; cada vez que la repongo, me reencuentro con su sutileza y sus diferencias”, subraya Sabbag para LA GACETA.

- ¿Cómo fue el diseño coreográfico?

- Tiene que ver con esos cuerpos que aparecen en un lugar que les es ajeno; se va sumando uno con el otro y con el otro y con el otro, hasta generar una energía circular. Siempre le digo a los bailarines que se muevan como olas que suben y bajan. Hay momentos de gran sutileza, es dulce pero es energético al mismo tiempo.

Maurice Ravel dejó su huella en la música impresionista

- ¿Cómo surgió el proyecto?

- Por el maestro Buffo, a quien le agradezco la invitación. Es un reconocimiento enorme como coreógrafa y maestra que él quiera que lo presente junto a la Sinfónica; ya hemos trabajado varias veces juntos con ballets y óperas, así que ya tenemos experiencia. No es sencillo encontrar la fusión y para los 20 bailarines jóvenes de mi grupo todo es nuevo. Están fascinados y con muchas ganas de trabajar. Todo está fluyendo con mucha naturalidad y mucho respeto.

LA DIRECTORA. Patricia Sabbag creó la coreografía del Bolero de Ravel.

- ¿Habrá más proyectos en común?

- Creo y espero que sí, es importante para la cultura de Tucumán, para los profesionales y la gente que se están formando y también llamativo y muy necesario. Tenemos que enriquecer y formar al público.

- ¿Qué te motivó a crear tu grupo independiente?

- No lo tenía pensado, al menos para ahora. Sigo trabajando como gestora y docente en la Facultad de Artes y donde me llamen, trabajando con lo mío. Me gusta coreografiar y poner obras en el escenario. A fines del año pasado, organizando la tercera edición del Festival Tucumán Danza, hice un llamado abierto a bailarines y fue masiva la inscripción. Decidí abrir este espacio independiente porque colegas de todo el país me incitaron, me llevaron y me guiaron. Es un espacio profesional que debe existir, porque el Estable desapareció. Este es algo nuevo, abierto a todas las propuestas que quieran hacer para trabajar con obras clásicas y no clásicas, con llamados abiertos e invitados.

Sacó su violín en un café y sorprendió a los tucumanos con Strauss, Mozart y Ravel

- ¿Cómo resumirías tu experiencia de dos décadas dentro del Ente Cultural?

- Estoy muy agradecida de que me hayan convocado y muy orgullosa de haber sostenido ese espacio por 20 años, con el nivel que merece. Ha sido muy difícil poder mantenerlo y estoy feliz de haber formado a los bailarines que hoy hacen docencia, están bailando en otras compañías, están coreografiando y armando sus propios grupos. Creamos público a través de las obras que presentábamos y de todos los proyectos que presentábamos, fue una experiencia hermosa que no se va a terminar porque me siento todavía muy joven.

- En Tucumán hay una fuerte presencia de la danza contemporánea...

- Comencé hace mucho con Elba Castría y en mis grupos independientes. Ahora no hay muchos, lo cual es un desafío grande poder mantener y sostener un ballet. Hay grupos independientes en folclore, en árabe, en español y en otros estilos, lo cual me parece extraordinario porque es muy necesario en la cultura de un pueblo. Faltan políticas culturales que apoyen, sobre todo en este tiempo muy difícil, tanto del Estado como de fundaciones y de gente que vengan del ámbito financiero y económico. Tenemos la gran suerte de que se ha creado una carrera universitaria, de las pocas del país y que hoy ya fluye. De ella van a surgir nuevos bailarines, docentes, gestores e investigadores.

- ¿Cómo está el reclamo para tener una ley nacional propia para la danza, en un contexto de desprecio del Gobierno central?

- Hace 15 años que venimos militando con el Movimiento Federal de Danza por una ley federal y un Instituto Nacional de Danza. Se ha presentado ya dos veces en el Congreso la propuesta; el año pasado estábamos muy cerquita, pero ahora se desestimó absolutamente todo. El futuro es bastante complicado. Sí hemos creado el gremio de los bailarines, y se está trabajando y apoyando dentro de todas las posibilidades. Por lo pronto, estamos peleando y hablamos con varios legisladores por una ley provincial de danza, pero aún no hemos tenido suerte de que alguien tome este tema. El texto ya está armado.

Manuel Rosenthal, el último discípulo de Maurice Ravel

Los bailarines

Lis Melani Herrera, Iara Vaca, Nazarena Abigail Luna Rodríguez, Solana Tapia, Emma Sarmiento, Martina Aguilera, Débora Belén Loto, Marianella Georgina González, Celeste Padilla, Emiliana Maldonado, Santiago Santos, Naiara María Quiroga, Nerina Mariela Nicoloff, Macarena Jerez, Agustina Milagro Albornoz, Rocío Ruiz, Evelin Cari, Martina Dulor y Lucas Torres.